sábado, 17 de mayo de 2014

Los recortes llegan a los pajaritos

La doble moral nos va a matar -en sentido figurado, claro-. A ver si ahora se va a considerar incitación a la violencia... La moralina o falsa moral no es bueno para nada, que viene a ser: ahora me viene bien, ahora no, según convenga.

"La apología del delito y la incitación al odio debe ser rechazada y debe tener un reproche penal o administrativo", decía Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, en los pasillos del Congreso de los Diputados. Dicho así -sacando la frase de contexto, de lo que tanto se nos acusa a los periodistas- suena bien. (Vaya por delante mi absoluta condena a cualquier tipo de violencia y desmedida reserva ante quienes consideran a Twitter como autopista de información).

Lo que no me suena tan bien es dentro del contexto que lo hizo -vaya por Dios, qué contradicción-. Declaraciones realizadas a raíz "de lo que hemos visto con ocasión del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco", continuaba el ministro.

Vamos, que acaban de descubrir la pólvora. Los comentarios inclasificables en las redes sociales, y fuera de ellas, no son nuevos, los ha habido y muchos, dirigidos a personajes públicos y no tan públicos. Sin embargo, les han entrado las prisas.

Y aludía a que "la cibercriminalidad tiene esta proyección que bajo el antifaz, el disfraz del anonimato que, en principio, dan las redes sociales se están produciendo cada vez más comentarios que incitan al odio". Al señor ministro se le olvida que el anonimato es relativo; hasta los más lerdos, metidos en estas lides, saben que existe la IP y todos conocemos comentarios de ese tipo realizados por personas no precisamente anónimas.

En cualquier caso, Jorge Fernández anunciaba: "Vamos a trabajar conjuntamente el Ministerio de Interior y el Ministerio de Justicia para ver efectivamente, en el marco de nuestro estado de derecho, como es evidente, sin limitar la libertad de expresión, el derecho a la información, qué podemos hacer, de verdad, para poner cotos a esta situación". Si se empeñan en ponerse a ello podrían empezar por no hacer la ley del embudo (más o menos en lo que se está traduciendo aplicar la ley en España).

Importante, a tener en cuenta, el artículo 14 de la Constitución: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquiera otra condición o circunstancia personal o social".

De momento, hacer comentarios responsabilizando a determinados medios de comunicación -los que todavía agitan las alas- de avivar la tensión política crispando al personal, sale gratis.

El caso es recortar, lo que sea. Ahora toca a "las alas". Ni los pajaritos se van a librar.
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